Saturadas
Enemigas del corazón: aumentan el nivel del colesterol “malo” en la sangre. Se encuentran en derivedos de la carne y lácteos como la mantequilla, la manteca de cerdo, la grasa de tocino, así como en los aceites de palma y de coco.

Monosaturadas
Excelentes porque ayudan a bajar el colesterol malo y aumentan el bueno. Las fuentes principales son el aceite de oliva y el aceite de canola (que son más saludables para frituras), así como aguacates, nueces y semillas. Sin embargo, recuerda que todas las grasas, sean “buenas” o “malas” tienen muchas calorías.

Poliinsaturadas
Beneficiosas para el cuerpo porque reducen el colesterol malo y contienen ácidos grasos esenciales Omega-3 y Omega-6, que ayudan a mantener la salud del corazón y reducen la presión arterial. Buenas fuentes son los aceites de semilla de girasol, ajonjolí, así como en semillas de soya, pescados y granos.

Grasas “trans”
El aceite hidrogenado y el parcialmente hidrogenado no sólo aumentan los niveles de colesterol malo, sino que reducen el bueno. Se encuentran en comidas rápidas, productos empacados, comidas fritas y productos horneados.


Fríe con inteligencia
• Para freír, el aceite de oliva resiste mejor las temperaturas necesarias para freír (alrededor de 300º a 350º F). El aceite de canola es una alternativa menos costosa.
• No sobrecalientes el aceite ni lo uses quemado. Al freír, se recomienda no sobrepasar la temperatura de 375º F. Más allá de esa temperatura se generan sustancias irritantes y potencialmente tóxicas. Usa un termómetro de aceite (disponible por menos de $10).
• Los aceites en aerosol de oliva y canola son una gran alternativa para freír que puede reducir la cantidad de grasa en la comida.